El gallo de oro ediciones
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POESÍA

ColecciónGALLO ROJO

MateriaPoesía

IdiomaCastellano

EncuadernaciónRústica

ISBN978-84-125043-9-2

Nº de páginas50

Tamaño210 x 130 mm

TraductorBeñat Arginzoniz

Precio14,00IVA incluido

Envío gratis España y Portugal.

SOMOS PARTE DE LA TIERRA (2ª EDICIÓN)

GRAN JEFE SEATTLE

Este discurso se ha hecho famoso por las ideas que contiene y alabado por su magnífica oratoria, ha sido difundido ampliamente por grupos ecologistas de todo el mundo.
 
SINOPSIS
La tribu india de los duwamish había habitado desde siempre en el territorio situado en lo que hoy es el estado de Washington, en el noroeste de los Estados Unidos. A mediados del siglo XIX, el gobierno de los EE.UU. quiso comprar este territorio a la tribu, derrotada y agotada tras años de guerra.

 

Este texto es la respuesta que el jefe de los indios, Seattle, dio a los representantes del gobierno americano. Este discurso se ha hecho famoso por las ideas que contiene y por la magnífica oratoria con que son expuestas, y, en sus diversas versiones, ha sido difundido ampliamente por los grupos ecologistas de todo el mundo.

 

AUTOR

Gran Jefe Seattle (c 1786-1866) Nativo americano de la tribu Suquamish, heredó el título de jefe de su padre, Schwabe. Tuvo dos esposas y una hija, Angeline. Su primer encuentro con los conquistadores blancos lo tuvo a los seis años. El jefe indio recordaría toda su vida la viva impresión que le causaron el barco y las armas de acero de los europeos. Al crecer, se convirtió en líder de las tribus Suquamish and Duwamish. Un jefe muy valorado, gracias a sus elocuentes frases, su poderosa voz y un físico privilegiado -en 1832, fue descrito por el cronista Fraser Tolmie como "el indígena más guapo que he conocido"-.

 

Desde 1830 las poblaciones indígenas iban siendo expulsadas inexorablemente de sus territorios; a través de expropiaciones, asedios o asesinatos. En su madurez, el jefe Seattle vivió inmerso en un ambiente de resentimiento generalizado: los pueblos indígenas se sentían traicionados por los numerosos acuerdos incumplidos por parte de los colonizadores. Acabó viéndose obligado a firmar un tratado que recluyó a los Suquamish en una reserva en la zona de Seattle, condenándolos al ostracismo.